Juan Arturo Brennan: ¡Al fin, la Lady Macbeth rusa!
En días recientes se llevó a cabo en Bellas Artes el muy esperado estreno en México de la gran ópera Lady Macbeth de Mtsensk, de Dmitri Shostakovich, título indispensable en el catálogo operístico del siglo XX y de otros siglos. Empiezo por el resumen y después paso a los detalles. Muy sólida dirección musical de Migran Agadzhanyan, quien obtuvo un rendimiento superior de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, logrando pasajes de gran potencia, contrastados con la contención necesaria para que (¡milagro!) fuera posible escuchar las voces de los cantantes con claridad, presencia y proyección. Acaso se extrañó un poco más de punch vocal en el personaje del timorato Zinovy Borísovich interpretado por Evanivaldo Correa. La dirección escénica de Marcelo Lombardero, unitaria y coherente de principio a fin, con numerosas pinceladas de buen teatro y una propuesta general cuyos apuntes de modernización y actualización no caen en ese feo vicio que es lo estrafalario y “disruptivo” per se, sino que contribuyen a la universalización de los temas tratados en la ópera. Acierto clave utilizar como telón un facsímil parcial del infame libelo Caos en vez de música que Stalin y su inculto y estúpido esbirro cultural (uno más) Andréi Zhdanov pergeñaron en el periódico Pravda contra Shostakovich y esta retadora ópera suya que, alejada de los chabacanos preceptos del realismo socialista y el Plan Quinquenal en turno, causó miedo, mucho miedo, a los impolutos prohombres soviéticos. Ese contundente recordatorio sobre los peligros claros y presentes de la intolerancia y la censura fue una de las anclas conceptuales de esta estimable Lady Macbeth mexicana.